Ansiamos que expire porque recordaremos
aeternum la negra luz de unas escamas,
el deslizamiento glaciar por nuestra piel,
el mordisco del colmillo en el esternón.
No nos equivoquemos inculpándolo.
El tiempo es inocente. Acoge todas
las mudas de camisa de los ofidios,
esas que proceden de las entrañas donde la hiel.
Ahora pintémonos las caras con purpurina.
¡El nuevo carnaval de luz comienza!
2020, PUNTO Y FINAL(c) Antonio Portillo Casado
*Imagen de la Red