(A Francisco de Quevedo)
Deja de vilipendiar a la muerte,
hace su trabajo con gran oficio,
no descansa y no saca beneficio
al abrir la puerta para acogerte.
Aunque en un rincón quisiera esconderte,
la Inexistencia no le deja un quicio
para dar a tu ser un armisticio
que no sea hacia el mundo de lo inerte.
Toma ella lo que la luz abandona,
mocedad y vejez, plata e indigencia,
y veloz a la nada se lo dona.
¡Maldice a la Vida!, que en su insolencia,
desecha el tesoro que te emociona,
juventud o serena inteligencia.
¡MALDICE A LA VIDA!(c) Antonio Portillo Casado
(Del poemario LUZ DONDE LA HERRUMBRE)
Una realidad hecha poesía. Reniega y acepta. Señala a la muerte como la inevitable igualdad en lo inerte.
Preciosa manera poética . Gracias por ello.
Saludos, desde la ANLMI en Forida.
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Muchas gracias por tus palabras. Saludos y poesía.
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Gracias a Quevedo y a Antonio, por recordar que cada palabra tiene su propósito, ni más ni menos, ni una más ni menos, solamente esa palabra.
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Gracias, María. Saludos.
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